Sunday, October 27, 2013

El Caballero Torich y la Dama Feige

De todas las princesas de todos los pueblos de todos los tiempos, ninguna vivia mas bella que la doncella Feige. La niña mas perfecta, tenia los ojos azules y redondos, los labios rojos y llenos y su pelo del color de dorada miel. Pero por glamorosa y hermosa que era por fuera, por dentro su corazon avaro y terrible. Nada disfrutaba mas que su enorme riqueza, sus piedras preciosas, perlas, oro, y los muchos otros regalos que sus muchos pretendientes le traian. Y aun asi, ningun regalo fue suficiente para ella o para ser merecedor de su mano en matrimonio, y por esa razon, la doncella Feige permanecia soltera.

Un buen dia, de un reino distante, llego un caballero a pedir la mano de la doncella Feige. Su nombre era Sir Torich, y era un joven muy apuesto, con largo pelo negro, ojos verdes contrastantes y su bigote bien portado, su sonrisa, contagiosa y perpetua. Llego equipado de varios regalos, como exoticos esclavos de junglas lejanas, joyas preciosas, pavoreales en los cientos y la promeza de un reino diez veces mas grande que el de la doncella Feige.

El galante Sir Torich le rogo a la doncella Feige de permitirle cortejarla, pero ella no tendria nada que hacer con el. Le destrozo el corazon, y el le pregunto a ella que si hubiera algo que pudiera hacer para hacerle cambiar de opinion. Estaba despiadadamente enamorado de ella, y si no pudiera obtener su mano, seguramente moriria.

No deseando realmente hacerle correr, y viendo que efectivamente estaba muy enamorado el, la doncella Feige le dijo:

     -SI es verdad que usted me ama tanto como proclama, debe comprobarlo haciendo cualquier cosa que yo le pida. Si usted me da tres cosas que le pido, con gusto le dare mi mano en matrimonio.-

Sir Torich, estaba muy contento.  De todos los pretendientes de la doncella, solo el tenia la manera de conquistarla.

     -Divina y illuminadora doncella, no he de fallarle, pidame lo que sea, y yo he de conseguirlo para usted.-

Y dijo la doncella Feige:

     -Son tres los regalos que le requiro, caballero:  el corazon de un dragon, la olla de oro al fin del arcoiris, y las alas de un anjel.-

El caballero Torich estaba sorprendido. Seguramente nunca podria conseguir estas tres maravillas. Nunca habia visto un dragon, mucho menos matar uno. Nunca habia visto el fin del arcoiris, y nadia sabia donde estaba, y que finalmente, entendia el terrible pecado que seria matar un angel para conseguir sus alas. Seguro mereceria el infierno mas bajo por hacerlo.

   -Mi querida doncella, lo que usted me pide es realmente grande, pero bien sabe usted que si no puedo tenerle, seguramente morire. Aun asi, lo que me pide es mi muerte, y un asi, estoy obligado a buscarle sus tesoros, pues le amo mas que la vida, y el mismo infierno he de aventurar por usted.-

Dicho esto, Sir Torich se fue con mucha prisa. No quiso mirar atras. Si lo hubiese hecho, hubiese visto que la doncella Feige estaba derramando una sola lagrima de un ojo.
 
No sabiendo donde buscar las maravillas que la doncella Feige le habia pedido, el caballero Torich decidio consultar con el hombre mas sabio del reino, un anciano hechisero de nombre Om.  Om escucho con gran paciencia el relato del caballero y despues de mucho meditarlo, le dijo:

    -Lo que dices es verdad, y si no consigues la mano de la doncella Feige moriras, y solo por eso estoy obligado a decirte donde estan las maravillas que buscas. Pero has de saber esto; por mi ayuda en esta tarea, he de pedirte que me des tu ojo isquierdo. -

El caballero acepto y el brujo Om le dijo donde encontrar un dragon, el fin del arcoiris y un anjel. Despues, el hechisero saco un cuchillo afilado y le saco el ojo izquierdo de un solo golpe.

El caballero Torich entonces fue al reino de las serpientes, donde vivia un gran dragon, y rey de todas las serpientes. Una criatura noble llena de sabiduria y amor por su pueblo. Sir Torich y el dragon platicaron de muchas cosas antes que el caballero le confiara la verdadera razon de su visita.

   -Me entristece mucho su peticion, Sir Torich..- dijo el dragon  - pues esperaba que venia usted como amigo, pero parece que tendremos que pelear, pues si usted desea mi corazon, yo no deseo estar muerto.-

El caballero Torich saludo al dragon y saco su espada. Una gran batalla siguio, y Sir Torich logro matar al dragon, pero con su ultimo aliento, el dragon logro morder la pierna de Sir Torich, arrancandola. Sir Torich arranco el corazon del dragon, y fuee su gran sorpreza descubrir que se trataba de un gigantesco diamante. El mas grande jamas visto.

Luego, Sir Torich fue al pueblo de los Leprechauns, que vivian donde termina el arcoiris. Cuado llego ahi, lo que vio fue increible: un hermoso lago de luz, donde llegaba una cascada de colores que salia del cielo. Cierto que no era el fin del arcoiris, sino mas bien su principio. Asercandose, encontro una gigantesca olla llena de monedas de oro, el mas brilloso que jamas habia visto.

El caballero tomo el caldero sobre sus hombros y empezo a caminar de regreso, algo mas dificil por el hecho que ahora tenia una pata de palo, que por el peso del caldero, amenazaba con romperse. Y con su ojo tapado por un parche, pues no podia ver tanto como antes. Pero justo cuando estaba saliendo, alguien le llamo:

   -¡Alto!  ¡Ladron! -

Sir Torich bajo el caldero y saco su espada, listo para pelear con quien llegara. Pero lo que encontro fue un hombrecito, del tamaño de una ardilla, vestido completamente de verde, fumando una enorme pipa mas grande que el mismoy amenazandole con un trebol de cuatro hojas.

En vez de pelear, Sir Torich hablo con el y le conto sobre su mission. El duendecillo le dijo que por que le caia bien, le dejaria llevarse el oro, pero le costaria su otro ojo. Y habiendo dicho esto, el leprechaun froto su trebol  y desaparecio. Pero el pobre caballero no pudo ver nada de eso, pues ahora estaba completamente ciego.

El caballero Torich ahora tenia dos de las maravillas que la doncella Feige requeria. Pero el tercer regalo era realmente el mas dificil. Pero Sir Torich no se rindio. Fue donde Dios le dijo a Issac que debia sacrificar su unico hijo. Fue llevado ahi por sus guardias reales, pues no solo estaba ciego pero solo tenia una pierna. Ahi, rezo y rezo por su angel. Y finalmente, su propio Angel Guardian llego con el del cielo.

   -Pobre Torich, ¿No sabes acaso que este es el camino equivocado? Ahora has asesinado una criatura noble, y robado de un espiritu bueno su oro. Y ahora, para peor, ¡deseas llevarte las alas de tu propio angel guardian!-

Pero el caballero Torich estaba sumamente firme en su amor por la doncella Feige, y le dijo al angel que su vida y su alma no significaban nada si no podia amar a su señora.

   -Entonces, podras llevarte mis alas, pero debes saber que la mano de aquel que se lleva las alas de un angel se pudre, y no sera permitido entrar en las puertas del paraiso.-

Y dicho esto, desaparecio el angel pero donde habia estado quedaron dos hermosas alas blancas atadas la una a la otra con un cordon dorado. En su ceguera, Sir Torich se bajo de rodillas y empezo a buscar con sus manos por el suelo para encontrar las alas. Finalmente, toco las alas con su mano derecha, y un terrible dolor se apodero de el ahi. No podia sentir su brazo. Se habian podrido completamente con gangrena y ahora no era mas que un muñon.

Sir Torich llamo a sus guardias leales a llevar los tres regalos a la doncella Feige, sabiendo que su apariencia habia cambiado un poco. No queria llegar a darle un susto a su amada. Pero cuando los regalos llegaron a la doncella, ella exijio verle, y salio corriendo al jardin donde el esperaba.

Pero en vez de econtrar un apuesto principe, la doncella encontro un pobre invalido con un solo brazo, una sola pierna y sin ojos. Sir Torich pregunto:

   -Brillante doncella, ¿es usted? ¿Ha llegado a saludar al que pronto sera su esposo?-

Con lagrimas en sus ojos por el hombre que alguna vez fue, la doncella Feige dijo:

   - ¿Como puede usted, un cojo, ciego, invalido maltrecho pedir mi mano en matrimonio? ¿No entiende usted que jamas podria amar uno tal como usted? Solo pude usted traer mi miseria y dolor. -

Regreso a su castillo y ordeno que los imposibles regalos le fueran regresados al dueño.  Insensato con tristeza, Sir Torich saco su espada y se la enterro en su propio corazon. Verdaderamente, jamas podria vivir sin el amor de la doncella.









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