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XOCHITL Y QUETZAL
(Earling and Elfrida)
Cuento original de Robin Kaczmarczyk
Hace mucho tiempo, en un lugar conocido como el mundo de las sombras, el cual siempre ha existido en la imaginación de los niños, vivía un Príncipe y una Princesa que eran hermanos gemelos, en un hermoso castillo construido sobre una gran nube que siempre flotaba sobre un bosque helado. Pasaban todo su tiempo tocando flautas que hacían de la madera que encontraban en el bosque debajo de ellos, y su música permitía que los pájaros cantaran sus canciones, pues verán, Xochitl y Quetzal eran el Príncipe y la Princesa de toda la música en todos lados.
Vivian una vida muy maravillosa, siempre llena de belleza, amor y armonía. Pero debajo de ellos, profundo bajo la tierra, donde grandes ríos de lava fluyen, vivía una temible bruja conocida como la Ama del Fuego. La Ama del Fuego estaba siempre celosa de la belleza elfica de Xochitl, y eso la hacia odiar la música que Xochitl y Quetzal creaban.
Y pues, un buen día, cuando Quetzal bajo al bosque montado sobre su Águila Gigante, para encontrar la mejor madera para hacer una nueva flauta para su gemela, Xochitl, la Ama del Fuego mando llamar cuatro temibles duendes para raptar a la princesa.
El mas grande y mas enojon de los duendes era un Duende Dragón. Los otros tres duendes se treparon sobre sus grandes lomos y el voló a la nube donde estaba el castillo. Cuando llegaron ahí, el duende mas fuerte, que era un Duende Oso uso sus enormes puños para destrozar un enorme hueco en el muro del castillo. Los guardias del castillo llegaron todos juntos para atacar a los duendes, pero entonces el duende mas gordo, un Duende Cerdo saco una danda mágica que se convirtió en una gigantesca serpiente la cual se enredo alrededor de todos los guardias que ya no pudieron moverse. Entonces el duende mas pequeño, que era un Duende Rata tomo una pluma mágica de su sombrero y toco cada uno de los guardias, y cuando lo hizo, cada uno se convirtió en un pequeño ratoncito blanco que la enrome serpiente rápidamente devoro.
Luego, los duendes subieron las escaleras del castillo y llegaron al cuarto de Xochitl, y ahí, usaron su magia para vestirse como guardias del castillo. El Duende Rata hizo un vaso especial de leche de cabra envenenada y se lo dio a beber a Xochitl que cayó dormida profundamente.
Los duendes entonces la agarraron y la sacaron del castillo y volaron de regreso a las cavernas de la tierra donde la Ama del Fuego esperaba pacientemente.
La Ama del Fuego despertó a Xochitl, que tenia mucho miedo. Y luego la Ama del Fuego llevo a Xochitl a una cueva muy oscura donde vivían unos horribles monos y la dejo ahí, para que los horribles monos la vigilaran.
Quetzal regreso de su expedición un poco mas tarde, pero cuando desmonto su Águila Gigante y se aproximo al castillo sintió que algo andaba mal. Sus temores fueron confirmados cuando encontró el muro del castillo destruido. Corrió adentro, pero no encontró a ninguno de sus guardias. En vez, una gigantesca y gorda serpiente salio del castillo en cuanto el entro. Se apuro por las escaleras a la recamara de su hermana y cuando no la encontró ahí, grito con gran desesperación y enojo. Sabia que algo le había ocurrido a su hermana Xochitl y su corazón estaba destrozado.
Pero Quetzal era muy fuerte. No se dejo deprimir. Mas bien, salio del castillo y se subió a su Águila Gigante. Surcaron los cielos juntos. Buscaron por todas partes por su hermana Xochitl. Busco en cada bosque, cada montaña, cada océano y todas las islas sin parar. Lloro su nombre para que todo animal, pez y pájaro supiera que estaba extraviada. Cuarenta días y cuarenta noches la busco sin detenerse para comer, beber o dormir. Pero finalmente, su Águila Gigante se colapsó de cansancio.
Ahora estaba solo, perdido y hambriento, y tendría que seguir buscando a pie sin su Águila. Las cosas se veían muy mal para el.
¡Xochitl no era el tipo que se rinde tampoco! Pero cada vez que trato de escapar la cueva, uno o más de los monos horripilantes la detenían y la regresaban, pateándola y jalándole el pelo. Los monos miraban todo lo que ella hacia con gran atención. Ellos sabían que si ella escapaba, la Ama del Fuego los quemaría sin piedad. Cada vez que Xochitl trato de tocar su flauta o cantar una canción, los monos la agredían. Y pues, finalmente simplemente se sentó solita en un rinconcito oscuro de la cueva tratando de hacer todo por evadir las atenciones maléficas de sus carceleros los monos terribles.
Pero si logro encontrar un amigo en la cueva. Pues un pequeñito ratoncito blanco vivía en uno de los hoyos de la cueva y le dio mucha ternura la pobre princesa, tan solita y con tanto miedo. Y pues, todas las noches, cuando los monos se dormían, el salía de su escondite y platicaba con ella, llevándole pequeños regalitos como piedritas y otros chunches para animarla. Desafortunadamente, Xochitl nunca aprendió el idioma de los ratones, pero si cantaba para el ratoncito muy suavecito para no despertar a los horribles monos.
Y así canto varias canciones ella para el ratoncito que el ratoncito aprendió después de un rato. Pero una noche, uno de los monos se despertó durante la noche y vio al ratoncito. El mono hizo un gran escándalo y todos los demás monos se despertaron y corretearon al ratoncito que tuvo que escapar de la cueva.
El ratoncito corrió y corrió y corrió, y finalmente salio a donde brilla el sol, en el bosque helado. Hacia mucho frió para el, pues estaba acostumbrado al calor de las cuevas de la Ama del Fuego. Y pues entro en un árbol hueco para calentarse. Cuando Quetzal vio al ratoncito congelado entrar en su escondite, lo tomo en sus manos y se lo puso cerca del pecho para calentarlo. Sintiéndose un poco mejor, el ratoncito empezó a cantar una de las canciones de Xochitl y Quetzal comprendió inmediatamente que este ratoncito conocía donde estaba su hermana.
Le pidio el príncipe al ratoncito que lo llevara con su hermana, y como el ratoncito se dio cuenta que eran muy parecidos, decidió ayudar al elfo. El ratoncito corrió de regreso a las cuevas con Quetzal siguiéndole muy de cerca.
Cuando entraron las cuevas, no fue nada difícil encontrar la caverna donde Xochitl era prisionera. Pero cuando llegaron el ratoncito y Quetzal, los monos horribles atacaron al elfo con sus formidables dientes afilados y sus garras fuertes. Quetzal no les tenia ni un poquito de miedo. Saco su flauta mágica y toco una nota fuerte y muy aguda, y el sonido causo que las paredes en la cueva se vinieran abajo sobre los pobres monos que quedaron sepultados.
Quetzal encontró a su hermana y ambos lloraron de felicidad. Pero faltaba todo por terminar. La temible Ama del Fuego y sus cuatro duendes corrieron para ver que pasaba. Y vieron los muros destrozados y los monos aplastados y a Xochitl y Quetzal escapando con el ratoncito blanco. Los duendes detuvieron a los elfos. Y el Duende Oso y el Duende Dragón detuvieron a Quetzal y el Duende Cerdo y el Duende Rata detuvieron a Xochitl y entretanto, la Ama del Fuego llamo una gigantesca bola de fuego para que cayera sobre los gemelos y los matara.
Pero entonces algo mágico sucedió. Los gemelos empezaron a cantar un dueto. Y la canción fue diferente de todas las otras canciones. Infinitamente bella y inocente, pura como el agua de manantial y limpia como el aire de las montañas. La canción era tan hermosa que inmediatamente los duendes malignos se convirtieron en piedra donde estaban parados, y la canción radiaba tal amor y fe y belleza que hizo que la Ama del Fuego empezara a llorar. Y el agua de las lagrimas de el Ama del Fuego lograron extinguir el fuego en su corazón, y pues ella se cayo en el suelo de la caverna llena de remordimiento por toda la maldad que les había hecho.
Y así dejaron Xochitl y Quetzal las cavernas del Ama del Fuego y regresaron al bosque donde un montón de Águilas Gigantes bajaron del cielo para saludarles y regresarles a su castillo en las nubes. El Ama del Fuego mando llamar mas duendes, pero esta vez fue para ayudar a Xochitl y Quetzal a reconstruir su castillo. Eventualmente, los gemelos perdonaron a la Ama del Fuego y todos ellos se convirtieron en grandes amigos creando maravillosa música para todos.
FIN.
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