Monday, January 25, 2016

Earling, Elfrida y el Dragon Rojo



Earling, Elfrida y el Dragón
En algún lado, detrás del sueño de todo niño, hay un lugar especial llamado el Mundo de las Sombras. En este lugar mágico, encontraran un gran castillo que flota sobre una nube. Y en este gran castillo viven el príncipe y la princesa de toda la música en todos lugares y sus nombres son Earling y Elfrida. Son gemelos y se pasan todo el tiempo tocando música en flautas mágicas que solo se pueden escuchar por los pájaros que duermen, pues así, cuando los pajaros despiertas, se acuerdan de las canciones de las flautas de Earling y Elfrida y las repiten con gran cariño.

Earling es conocido también como un gran artesano y creador de muchos instrumentos mágicos de música, y sus cuernos, gaitas, flautas y órganos son de los objetos más hermosos del mundo. La mayoría de esos tesoros, Earling los construye para su hermana gemela, pero algunos se los regala a músicos particularmente talentosos.

Un día, Earling le dio a Elfrida una flauta muy hermosa hecha de un cuerno de unicornio que Earling gano de un unicornio en un duelo de poesía y música. El cuerno fue abandonado por el unicornio voluntariamente, y fue adornado con las lágrimas de plata de algunas ninfas de agua que fueron demolidas por la música de Earling. El sonido de esta flauta era como truenos pero gentil como el sonido de gotas de agua que caen del roció que hay en las telarañas en la mañana cuando sale el sol. Se podía escuchar la música en todo el mundo, pero no causaría disturbios a un bebe dormido.

Elfrida estaba muy agradecida de este regalo, y quiso regalarle algo a su hermano también. Pero no pudo pensar en nada tan especial que fuera tan precioso como la flauta. Le pregunto a todos los pájaros que escuchaban sus flautas dormidos que debería darle a su hermano. Muchos pájaros regresaron con relatos de objetos increíbles de todos los rincones del mundo, y le contaron a Elfrida, pero en secreto para que Earling no se enterara. Pero nada fue suficiente. Elfrida estaba muy triste de no poder darle algo de igual valor a Earling que la flauta de cuerno de unicornio.


Pero un día, un cuervo llego a Elfrida y le dijo que había una lira de oro, hecha por los enanos de hace mucho, cuando la tierra todavía era un enrome caldero. Esta lira, explico el cuervo, era de tal perfección que causaba a los mismos ángeles llorar cuando alguien la tocaba. Era tan hermosa que podía traer los fantasmas de regreso a la vida, y podía calmar tormentas y terremotos. Este era el regalo que Elfrida tenía que darle a su hermano a todo costo. Le suplico Elfrida al Cuervo decirle donde podía conseguir tan increíble instrumento.

El cuervo rio y le dijo a Elfrida que nunca podría darle la lira a su hermano, pues el dueño de la lira era un terrible dragón rojo que vivía en un gran volcando. Este dragón era tan temible, que un dia se había devorado a trecientos hombres  y trecientos caballos por marchar demasiado fuerte. Sus dientes eran como espadas, y igual de filosos. Tenía unas enormes escamas rojas que no podían ser cortadas por ninguna flecha, hacha o espada. Sus garras podian cortar el más gigantesco árbol de un golpe. De su boca, escupía enormes llamas que podían quemar un bosque entero solo por reírse demasiado fuerte.

Pero Elfrida estaba determinada, y obligo al cuervo a revelar donde vivía el dragón. Y tan pronto como salió el sol el próximo día, Elfrida y el cuervo volaron rápidamente a conseguir la lira mágica.

El hogar del dragón se trataba de un lugar realmente infernal. La tierra estaba seca y rota, y tenía el color de ceniza.  Todo tenía olor a sulfuro que salía de donde dormía el dragón, un gigantesco volcán que escupía nubes de vapor como un tren. El aire estaba caliente y incómodo.

Pero a este terrible lugar fue Elfrida, volando sobre el lomo de su águila gigante, persiguiendo el cuervo muy de cerca. Ella no sabía que el enorme dragón la estaba esperando. El cuervo que le había platicado de la lira era un espía del dragón. Y pues el cuervo aterrizo cerca de la entrada a una gran caverna adentro del volcán y en el momento que el águila de Elfrida aterrizo, ¡el gigantesco dragón apareció de la cueva y se comió al águila en un solo bocado!

El gran dragón agarro a Elfrida y la puso en una jaula de oro y con una voz como temblor le dijo:

-Por muchos años he escuchado tu música, la que le tocas a los pájaros dormidos de todo el mundo, y tus canciones, y tengo gran deseo y añoranza. La tuya es la música más bella de todo el mundo, y de ahora en adelante, tu solo tocaras para mí, y a cambio, no he de devorarte...-

Elfrida respondió que le encantaría tocar música para el cuándo quisiera, pero que sería mucho mas feliz si pudiera estar libre. Y le dijo al dragón que no quiso venir a su tierra, pero que buscaba la lira mágica para su hermano.

Pero el dragón solo se rio y le dijo que no confiaba en ella. Si la dejaba en libertad, ella y su lira mágica desaparecerían para siempre y nunca regresarían. Y pues, en vez de eso, ella se quedaría ahí, en su jaula de oro para cantar para el por todos los tiempos.

Earling se dio cuenta que su hermana estaba desaparecida. Esto le preocupo mucho, y un pequeño ruiseñor le dijo que ella había seguido un cuervo oscuro a la tierra de un gran dragón rojo para recoger una lira mágica que quería regalarle a su hermano. El ruiseñor también le dijo a Earling que Elfrida fue secuestrada por el dragón.

Earling agradeció al ruiseñor y le pidió que lo llevara a donde su hermana fue secuestrada. El ruiseñor y Earling sobre su águila gigante volaron a la guarida del dragón. Pero entraron a la caverna por otra cueva, y por algunas horas, Earling camino en extraños laberintos de corredores y cavernas. Finalmente, llego a donde estaba un gigantesco cuarto donde dormía el temible dragón rojo. Sobre el dragón colgaba una cadena de oro de la cual estaba suspendida su hermana en una jaula de oro.

Earling le hiso señas a Elfrida para que no hiciera ruido, y trato de pasar silenciosamente po donde estaba el dragón para llegar a ella. Pero los dragones tienen unas orejas legendarias, y este no era la excepción. El dragón solo pretendía dormir y en cuanto vio a Earling, lo agarro en una de sus enormes garras. En una gran voz:

-Tú eres el gemelo de Elfrida, que excelente que ahora los tengo a los dos para que canten para siempre para mi.-

Y dicho esto, puso a Earling en otra jaula de oro que colgo con una cadena a la jaula donde estaba Elfrida.  Y pues Earling y Elfrida estaban muy cerca, Earling estaba en una jaula que colgaba de la jaula de Elfrida, y Elfrida estaba en una jaula que colgaba del techo de la caverna del terrible dragón rojo.

Pero Earling y Elfrida se rehusaron a cantar. Y en poco tiempo, el dragón se enojó mucho y le dijo a Earling que si no cantaban para el, se devoraría a Elfrida, y a Elfrida le dijo que si no cantaban para el se devoraría a Earling. Y pues los gemelos tuvieron que cantar, y cantaron hasta que sus voces estaban secas y les dolia la garganta.

Pero sus canciones, que generalmente les daba a los pájaros hermosos sueños, se habían corrompido por ser forzadas por el dragón. Y pues todos los pájaros del mundo empezaron a tener pesadillas, y todos los pájaros llegaron a la cueva del dragón para ver que causaba los horribles sueños.

Millones y millones de pájaros de todos los colores y las formas volaron a la cueva del dragón. Llegaron de los bosques y la junglas, de los pueblos y las ciudades, de los desiertos y hasta de donde solo hay hielo y nieve. Por kilómetros a la redonda, una espesa nube de pájaros oculto el sol de dia y la luna de noche. Águilas y Halcones volaron al lado de Palomas, Búhos y Ruiseñores.

Y cuando el dragón vio a todos estos pájaros, le entro un gran miedo de ellos. Seguramente, podría matar cualquier pájaro, pero no a todos juntos. Estaba seguro que los pájaros lo destrozarían en cuanto saliera de su cueva.  Y pues salió escondido y voló muy lejos de ahí, para nunca más ser visto por nadie.

Los pájaros estaban muy felices, pues habían vencido al dragón. Rescataron a Earling y Elfrida de sus jaulas y se alegraron mucho pues nunca jamas se habían juntado todas las aves en un solo lugar, y seguramente no se juntarían así en mucho más tiempo.

Earling y Elfrida dejaron la lira y la flauta mágica en la cueva del dragón. Era obvio que no podían encontrar un regalo mas perfecto el uno para el otro que el cariño que se tenían, el cual era mucho más importante que otras cosas.